
-¡Eso
no es nada! -dijo el hombre que era un tipo pequeño y colorado, y lucía un gran
bigote entrecano.
Y le
mostró a Guerreiro el puño del paraguas, que era un rostro humano, con barba de
pelo y ojos de cristal, y la boca colorada y abierta parecía la de un humano
con vida.-¡Vaya boca! -comentó Guerreiro.
-¡Paraguas, saca la lengua! -ordenó el dueño del paraguas.
Y por la boca aquella sacó el paraguas la lengua, larga y colorada, una
lengua de perro que lamió cariñosamente la mano del amo. El cual se quitó la
boina y la puso en el suelo, delante de Guerreiro, quien echó en ella una
peseta.
-¿Qué trampa tiene? -preguntó Guerreiro, que era muy curioso.
El desconocido se rió.
-No tiene trampa ninguna, que es mi cuñado Jacinto.
Y explicó que su cuñado Jacinto encontrara aquel paraguas en un campo, en
Friol, y le pareció un buen paraguas, algo grande, eso sí, y como el paraguas
parecía perdido, lo cogió, y se alegró de aquel hallazgo, porque en aquel
momento comenzó a llover fuerte. Jacinto abrió el paraguas, y éste, abriéndose
y cerrándose, se tragó a Jacinto. Abierto, el paraguas corrió por el aire a
posarse en la era de la casa de Jacinto, junto al pajar. Jacinto, perdido no se
sabe dónde, dentro del paraguas, gritaba por la boca del puño, que aún no le
naciera barba en el mentón. Acudieron la mujer, los cuñados, los suegros, los
vecinos.
-¡Soy Jacinto, María! -le gritaba a la mujer.
Ésta no sabía qué hacer. La voz era la de Jacinto. Por si valía de algo, la
mujer se plantó ante el paraguas, que se mantenía abierto en el aire.
-¡Si eres Jacinto Onega Ribas, casado con Manuela García Verdes, da una
prueba!
Y fue entonces cuando Jacinto, por vez primera, sacó la lengua.
-¡La misma! -dijo la mujer, que digo yo que la conocería.
En verdad, Jacinto tenía una lengua muy larga, que le revertía de la boca
cuando estaba distraído, y que le valiera muchos arrestos cuando hizo el
servicio militar en Zamora 8, en Lugo. Y ahora, desde que era paraguas, o
habitaba el paraguas, aún le creciera más con el ejercicio que hacía sacándola
para decir que estaba allí, y con las caricias que hacía a los parientes, e
incluso a las vacas, de las que se alimentaba directamente, mamando sabroso.
-¿Por qué no anda con él por las ferias? -preguntó Guerreiro, que ya estaba
pesaroso de haber echado una peseta en la boina del cuñado de Jacinto.
-No quiere mi hermana, que hasta duerme con el paraguas. ¡Después de todo
es su marido!
El cuñado de Jacinto dijo que iba a hacer un descanso, y se despidió de
Guerreiro, quien siguió camino. Los dos cuñados quedaban hablando. El paraguas
debía decir algo que al otro no le gustaba, que el pequeño del bigote le dio
una bofetada. El paraguas gritó algo que Guerreiro no pudo entender. La
discusión prosiguió, y Guerreiro apuró el paso, no fuera a verse metido en un
lío. Llovía en aquel alto de Arís, en la banda del Arneiro oscuro. Guerreiro,
antes de iniciar el descenso a Lombadas, se subió a una roca, y vio cómo el
hombre del paraguas abría éste, con bastante esfuerzo, y se metía debajo. El
paraguas comenzó a volar sobre las ginestas en flor. Volaba contra viento,
llevando al cuñado montado en la caña. Guerreiro no se pudo contener y gritó
con todas sus fuerzas:
-¡Señor Jacinto!
Algo rojo lució en el puño del paraguas, por entre las piernas del cuñado
de Jacinto. Era la lengua, sin duda. Luego Jacinto pegó un gran salto, y siguió
viaje. Según Guerreiro hacia Guitiriz o La Coruña.
Cuento incluido en La
otra gente, Barcelona, Destino, 1975, págs. 47-49
un cuento comico lejo de la realidad no me gusta mucho por que no es mi tipo
ResponderEliminarel comentario es el mio
ResponderEliminarassia
El cuento me parece extrano, pero me gusta como el escritor mezcla la realidad y la imaginacion.
ResponderEliminarAhlam
Descubro al escritor ÁLVARO CUNQUEIRO MORA a través este fantástico y sobrenatural cuento: “EL PARAGUAS JACINTO”.
ResponderEliminar¡Me encanta!...Y ¡Pobre Jacinto!
Quizás en el taller se pueda estudiar con Ester uno de sus cuentos del libro “Fábulas y leyendas de la mar'' para acercarse más de él.
Rkia
El cuento me parece muy ilusionista y los personajes juegan dentro la misma ilusión de Jacinto.
ResponderEliminarBahia
El cuento me parece muy ilusionista y los personajes juegan dentro la misma ilusión de Jacinto.
ResponderEliminarBahia