En un lugar de la
bibliografía del que no quiero acordarme, se explicó alguna vez que hay
escaleras para subir y escaleras para bajar; lo que no se dijo entonces es que
también puede haber escaleras para ir hacia atrás. Los usuarios de estos útiles
artefactos comprenderán, sin excesivo esfuerzo, que cualquier escalera va hacia
atrás si uno la sube de espaldas, pero lo que en esos casos está por verse es
el resultado de tan insólito proceso. Hágase la prueba con cualquier escalera
exterior. Vencido el primer sentimiento de incomodidad e incluso de vértigo, se
descubrirá a cada peldaño un nuevo ámbito que, si bien forma parte del ámbito
del peldaño precedente, al mismo tiempo lo corrige, lo critica y lo ensancha.
Piénsese que muy poco antes, la última vez que se había trepado en la forma
usual por esa escalera, el mundo de atrás quedaba abolido por la escalera
misma, su hipnótica sucesión de peldaños; en cambio, bastará subirla de
espaldas para que un horizonte limitado al comienzo por la tapia del jardín,
salte ahora hasta el campito de los Peñaloza, abarque luego el molino de la
Turca, estalle en los álamos del cementerio y, con un poco de suerte, llegue
hasta el horizonte de verdad, el de la definición que nos enseñaba la señorita
de tercer grado. ¿Y el cielo? ¿Y las nubes? Cuéntelas cuando esté en lo más
alto, bébase el cielo que le cae en plena cara desde su inmenso embudo. A lo
mejor después, cuando gire en redondo y entre en el piso alto de su casa, en su
vida doméstica y diaria, comprenderá que también allí había que mirar muchas
cosas en esa forma, que también en una boca, un amor, una novela, había que
subir hacia atrás. Pero tenga cuidado, es fácil tropezar y caerse. Hay cosas
que sólo se dejan ver mientras se sube hacia atrás y otras que no quieren, que
tienen miedo de ese ascenso que las obliga a desnudarse tanto; obstinadas en su
nivel y en su máscara se vengan cruelmente del que sube de espaldas para ver lo
otro, el campito de los Peñaloza o los álamos del cementerio. Cuidado con esa
silla; cuidado con esa mujer.
Historias de cronopios y de famas (1962)
Acción real, lógica que se puede experimentar con una escalera subiéndola al revés. Pero el texto literario de Cortazar le da una dimensión profunda, filosófica y ligera a la vez: descripción de un juego de la vida y como disfrutarla (en mi punto de vista). Un texto muy agradable de leer y releer y no se puede evitar buscar un sentido al cuento sabiéndolo de un gran escritor, con el aviso que me llamó la atención:
ResponderEliminar“Pero tenga cuidado, es fácil tropezar y caerse. “
Me gusta.
Rkia
Y si se dejamos llevar por Cortázar dejando la incomodidad que nos proporciona este título,o el principio,o el texto entero...ya está claro que el reves del punto de vista ,desde cuál vemos el mundo y la vida,puede "corregir,criticar o ensanchar"nuestra percepción y también puede asesorar nuestro horizonte más alto-ese horizonte que siempre nos llama,nunca se alcanza,pero que al seguir el autor,puede subir con nosotros hasta el cielo y las nubes.El estereotipo y lo común a veces no es nada más que una máscara que deforma lo esencial de las cosas y nos puede engañar haciéndonos daños cuando por miedo,por facilidad o por ignorancia no nos dejamos llevar por Cortázar.
ResponderEliminarAlbena